Los cincuenta principios de los milagros: Los cimientos que Jesús sentó para Su curso
Cuando tomas este extraño libro llamado “Un Curso de Milagros” te preguntas, ¿cómo puede un libro enseñarme a hacer milagros? Entonces abres la tapa y encuentras, para tu alivio, que la primera sección contiene cincuenta principios de los milagros. Seguramente estos principios aclararán algo sobre los milagros que este libro te va a enseñar. Estos principios están obviamente destinados a establecer una base que te preparará para lo que sea este “curso”.
Pero, a medida que te sumerges en la lectura de los principios, descubres que son frustrantemente crípticos. Cada uno pasa rápidamente sin elaboración, para ser seguido por el siguiente principio desconcertante y el siguiente. Así, llegas al final de esta sección ligeramente desorientado y con poca o ninguna claridad sobre lo que son estos milagros. Y así te resignas con la esperanza de que quizás otros estudiantes más experimentados puedan darte una pista.
Esta es la situación en la que la mayoría de nosotros hemos estado. Sentimos que los cincuenta principios de los milagros son importantes, incluso fundamentales, pero terminamos distanciándonos de esta sección. Parece demasiado impenetrable. Y en este vacío, hemos confiado en lo que todos a nuestro alrededor han dicho, que los milagros son “cambios en la percepción”.
Como muchos de nosotros sabemos ahora, sin embargo, la situación era diferente en el dictado original que Helen Schucman recibió. Los principios de los milagros no estaban todos comprimidos en una sección de 1.300 palabras[1]. Estaban dispersos en una enseñanza de aproximadamente 20.000 palabras. Este material extra contenía tanto la elaboración de los principios, como ejemplos de los principios en la vida real. Por lo tanto, en su contexto original, eran los cimientos que estaban destinados a ser.
Necesitamos esta base. Es como si el autor, al principio de su curso, nos agarrara por los hombros y nos indicara la dirección correcta. “Allí”, dijo. “Hacia allí es adonde te diriges”. En ausencia de esta clara dirección, hemos estado vagando por todas partes.
Recientemente, hice un estudio de los principios de los milagros tal como aparecen en la Edición Completa y Anotada (C&A), que los presenta dentro de su contexto original en la medida de lo posible. ¿Qué he encontrado? Encontré que cuarenta y ocho de los cincuenta principios se unieron en una sola idea clara: que los milagros son “expresiones de amor”, un término que Jesús usó siete veces para describir los milagros. En otras palabras, son actos interpersonales de amor. La idea de que se trata de un cambio interno en la percepción está presente, pero sólo en dos de los principios (37 y 50). E incluso ahí, el concepto es ligeramente diferente de la idea habitual. En lugar de que los milagros sean cambios en la percepción, son catalizadores internos utilizados por Jesús que provocan cambios en las percepciones.
En honor a la importancia fundamental de los cincuenta principios de los milagros, he tratado de aclararlos y resumirlos aquí. Primero reescribí cada principio lo mejor que he podido, de tal manera que quedara clara su intención real basada en su contexto original. (Nótese que, si se incluye una cita del enunciado del principio en sí, no se da la referencia porque es obvio de dónde proviene, pero, si se cita algún otro texto de fuera del principio sí se dan las referencias).
Luego ordené los principios en quince categorías y escribí un resumen de cada categoría. Esto significa que los principios no son presentados de acuerdo con su orden en el libro, sino de acuerdo con la categoría en la que mejor encajan. A continuación, introduje toda la colección con una definición general de los milagros basada en todas las categorías. Tengan en cuenta que esta es una definición del significado principal de los milagros como “expresiones de amor”. Si quieren una definición más habitual de los milagros, pueden ir al final de este texto y ver mi resumen en el epígrafe “el milagro interno”.
Los principios de los milagros que he resumido aquí son de la Edición Completa y Anotada (C&A). Estos principios difieren ligeramente de los 50 principios de la edición de la Fundación para la Paz Interior (FIP). También difieren ligeramente de los cuarenta y tres principios que aparecían en el Urtext y los cincuenta y tres principios en la “Edición Original” publicada por la Sociedad Un Curso sobre Milagros (SCM)[2]. Al seleccionar qué afirmaciones considerar como principios de los milagros, lo hicimos conforme a lo que se puede observar en las páginas del cuaderno de Helen, en las que un principio de los milagros era una afirmación que se refería a los milagros y que estaba al principio de un párrafo, normalmente precedido por una línea en blanco. Usando este método, llegamos a exactamente 50 principios.
Al leer los resúmenes que siguen, te pido que abras tu mente a la idea de que el contenido expresado aquí (teniendo en cuenta cualquier defecto en mi interpretación) es algo así como la base que Jesús intentaba dar a sus estudiantes con sus principios de los milagros. Estos principios eran su intento de explicar su curioso título –Un Curso de Milagros– y de preparar adecuadamente a los estudiantes para el curso que seguiría. Eran su intento de decir, “Miren, esto es lo que voy a enseñarles”.
Al final, te animo a que te hagas la siguiente pregunta: “¿Cómo afecta esto a mi percepción de Un Curso de Milagros?”
Definición general
Los milagros son expresiones de amor: una persona expresando amor a otra. Para dar milagros, entonces, debes tener amor dentro de ti. Debes tener la percepción de que los que los reciben tienen un valor inestimable y que son tus iguales. Tu milagro honra la santidad y la perfección que Dios creó en ellos. Esto los sanará, restaurando su sentido de totalidad e incluso sanando su cuerpo. Y tú, como dador, ganarás también en amor y fortaleza. Tus milagros sanarán a personas en lugares distantes, permitirán cooperar sin problemas a los grupos de los que formen parte y, finalmente, acercarán el día en que todos se reunirán en el Cielo. Debes consagrar cada día a dar milagros, porque para eso es para lo que sirve el tiempo.
Los milagros como expresiones de amor y perdón
Los milagros son “expresiones de amor”, en las que una persona comunica amor a otra. El amor y el perdón dentro del milagro es el verdadero agente de sanación. Este amor y este perdón, una vez aceptados dentro de uno mismo, quieren extenderse hacia afuera de manera natural y hacer desaparecer la oscuridad en los demás.
3 (FIP 3/SCM 3). Los milagros son “expresiones de amor”, una persona expresando amor a otra. “El verdadero milagro es el amor que los inspira”. Esto significa que todas las expresiones de amor, incluso las cotidianas, son milagros.
22 (FIP 21/SCM 21). Cuando aceptas el perdón de Dios en ti mismo, su luz en ti mira hacia fuera y no puedes tolerar la idea de que los demás permanezcan sin perdonar. De esta manera, el perdón que está en ti se expresa naturalmente dando el perdón a los demás y deshaciendo así la oscuridad en ellos. A través de esto, reafirmas tu propia aceptación inicial del perdón de Dios.
El contenido interno vs. la forma externa
Lo que importa no es el comportamiento que expresa el amor, ni siquiera el espectacular resultado exterior que a veces se produce. Los milagros no consisten en actos de magia vacía o en deslumbrar a los espectadores para que de repente se hagan creyentes. Los milagros tratan sobre el amor que pasa de una persona a otra.
2 (FIP 2/SCM 2). En última instancia, la expresión exterior del milagro no es importante. Es sólo el envoltorio del regalo. Lo que importa es el amor que se está expresando, que “está más allá de toda posible evaluación humana” (C&A T-1.3.2:4/FIP T-1.I.2:2/SCM T-1.1.2:2).
10 (FIP 10/SCM 10). Un milagro no consiste en producir un espectáculo llamativo para hacer creer a los escépticos. Se refieren realmente al amor que pasa desde uno que cree en el poder del amor de Dios a otro creyente.
14 (FIP 14/SCM 14). Los milagros surgen de una genuina convicción en la verdad del amor, por lo que inspiran convicción en otros. Sin esa convicción, el obrador de milagros realiza esencialmente un acto de magia, no porque crea realmente en algo; simplemente cree en sus propios poderes mágicos. Esto es un uso no creativo de la mente.
Un regalo de aquellos que en este momento están más en contacto con el amor
Un obrador de milagros ha abierto en sí mismo un profundo pozo de amor, que es justo lo que le falta al receptor del milagro. El milagro es un regalo, entonces, que permite al receptor compartir la abundancia interior del dador. Esto, por ejemplo, es precisamente lo que debería ser la crianza de los hijos. Debería ser un obrar milagros.
7 (FIP 8/SCM 8). Un milagro sana al receptor. Le proporciona el amor que le falta, un amor que le es dado por alguien que en este momento tiene más.
40 (No en FIP/No en SCM). La crianza de los hijos debería ser un obrar milagros: una serie interminable de expresiones de amor. Así es como los padres pueden dar desde su mayor abundancia y ayudar a su hijo a compartir esa abundancia. Cuando no lo hacen, la percepción de su hijo se distorsiona y esto causa un desgarro en el tejido de toda la familia de Dios.
Los milagros como una expresión natural del amor que hay en ti
El amor, que es la verdad en ti, se quiere expresar naturalmente a través de ti. Tu trabajo es dejar que lo haga de forma tan habitual y tan sin esfuerzo que se vuelva involuntario. Forzar el amor a fluir sólo hacia tus destinatarios favoritos va en contra de la naturaleza misma del amor.
4 (FIP 5/SCM 5). Expresar el amor necesita convertirse en un hábito involuntario. Hay un amor universal en ti que debes permitir que se exprese libremente. Si tú decides hacia dónde dirigir ese amor, lo canalizarás naturalmente hacia tus destinatarios favoritos. Esto va tan en contra de la naturaleza misma del amor que “puede destruir” tu talento para obrar milagros
5 (FIP 6/SCM 6). “Los milagros son naturales” porque el amor universal es tu naturaleza. Expresar amor, por lo tanto, es lo más natural en este mundo antinatural. No hacerlo significa que has perdido la conexión con quien tú eres verdaderamente.
La mente recta que lleva a dar milagros
Tienes derecho a hacer milagros, pero primero debes permitir que tus pensamientos sean purificados. Debes aceptar el amor de tu Creador para poder dárselo a los demás. Debes ser consciente de la presencia interna de Cristo y abrir el ojo espiritual en ti, que ve la verdad en los demás y ve que sus errores no son reales.
6 (FIP 7/SCM 7). Tienes derecho a hacer milagros. Todo el mundo lo tiene. Pero primero, necesitas purificar tus pensamientos, porque los milagros son la expresión de un pensamiento purificado (también conocido como amor).
11 (FIP 11/SCM 11). La oración es lo que hace posible los milagros. En la oración, entras en comunión con tu Creador y recibes Su amor. Y esto te proporciona el amor que luego expresas a través de los milagros.
38 (FIP 38/SCM 39). “El ojo espiritual es el mecanismo de los milagros”—la parte de ti que los produce. Esto se debe a que el contenido de los milagros es la verdadera visión, que es exactamente lo que hace el ojo espiritual. El ojo espiritual es una facultad que está en ti y que ve la verdad sin importarle las apariencias.
39 (FIP 39/SCM 40). El ojo espiritual genera milagros porque ve correctamente que el error en el receptor es falso o irreal. Esto disipa ese error de la misma manera que la luz disipa la oscuridad.
45 (FIP 44/SCM 45). El milagro es la expresión externa de una conciencia interna profundamente espiritual, una “conciencia de Cristo y de haber aceptado Su Reconciliación”. Esto nos lleva a un estado de gracia, a través del cual nos llenamos de gracia sin esfuerzo y, así, acogemos al extraño y lo consideramos nuestro querido hermano.
El contenido perceptivo del milagro
En el corazón del milagro está la percepción amorosa del receptor. Esta percepción pasa por alto el cuerpo del receptor por completo, viendo sólo su totalidad y su valor inestimable, junto con el tuyo propio. Ves la marca universal de Dios en él, reconociéndolo como tu hermano perdido hace mucho tiempo. Esta percepción es la que lo sana.
17 (FIP 17/SCM 17). Cuando das un milagro, por un momento te olvidas del cuerpo de la otra persona. Tu percepción se aleja del nivel corporal hacia el dominio de lo invisible. Por eso es que un milagro sana, porque fue la identificación del receptor con su cuerpo lo que le hizo enfermar.
18 (FIP 18/SCM 18). Un milagro “es el máximo servicio que le puedes prestar a otro”. El contenido interior del milagro es el reconocimiento de la inestimable valía de tu prójimo y de la tuya propia. Un milagro es, por lo tanto, “una manera de amar a tu prójimo como a ti mismo”.
41 (FIP 40/SCM 41). En el corazón del milagro está la percepción de que el receptor lleva la marca universal de Dios y es, por lo tanto, tu hermano en la familia de Dios perdido hace mucho tiempo, como lo son todos los hombres.
42 (FIP 41/SCM 42). “El contenido perceptual” de cualquier milagro que das es una visión de la plenitud del receptor. El receptor puede verse a sí mismo con muchas carencias en su interior, pero tu percepción de su abundancia interior sana su “errada percepción de carencia”.
Honrando la santidad y la perfección en el receptor
Debido a la percepción amorosa que está en su corazón, el milagro conlleva un profundo honrar al receptor. Honra la santidad y la perfección que Dios creó en él. Así pues, implícitamente, alaba al Creador de esa perfección y, al mismo tiempo, libera al receptor de sus “pesadillas sobre sí mismo” (C&A T-1.33.2:2/FIP T-1.I.33:3/SCM T-1.1.33:3).
30 (FIP 29/SCM 30). Al dar milagros, estás implícitamente alabando a Dios. Estás afirmando la perfección divina que Él creó en el receptor de los milagros. En otras palabras, estás alabando al Creador al aclamar Su obra.
31 (FIP 31/SCM 31). Los milagros, incluso en su forma más notable, “deben inspirar gratitud, no reverencia”. El obrador de milagros simplemente está honrando la santidad que Dios puso en el receptor de milagros. El receptor debe estarle agradecido, pero, en última instancia, es a Dios a Quien se debe estar agradecido.
33 (FIP 33/SCM 33). El receptor del milagro ha permitido que su mente sea poseída por “malos pensamientos” y, como resultado, está plagado de “pesadillas sobre sí mismo” (C&A T-1.33.2:2/FIP T-1.I.33:3/SCM T-1.1.33:3). El obrador de milagros ve, más allá de todo esto, algo genuinamente digno de ser amado en él. El milagro que da es un acto de honrar verdaderamente al receptor y esto le libera de sus demonios internos y le restaura a su mente recta.
El efecto sanador en el receptor
Porque el hacedor de milagros perdona al receptor, viendo en él sólo el espíritu, despierta esta misma conciencia en el receptor. Lo eleva a la esfera del orden celestial, en la que él ya es perfecto. Allí, se encuentra cara a cara con su verdadera santidad. Es liberado “de su falso sentido de aislamiento, privación y carencia” (T- 1.43.1:1/FIP T-1.I.42:1/SCM T-1.1.43:1). Su cuerpo está curado. Su pasado ha sido borrado. Y da un paso adelante hacia un nuevo futuro, en el que se convierte él mismo en un obrador de milagros.
13 (FIP 13/SCM 13). Un milagro lleva al renacimiento. Cancela el pasado y así pone al receptor de nuevo en contacto con su nacimiento original, su creación por Dios. Renaciendo así, va hacia delante, hacia un nuevo futuro en el que ha sido liberado de la interminable repetición del pasado.
21 (FIP 20/SCM 20). Un milagro despierta en el receptor la conciencia de que su verdadera identidad reside en su espíritu, no en su cuerpo. Esta conciencia es lo que le sana.
26 (FIP 23/SCM 23). El receptor del milagro ha confundido los niveles. Ha tomado la realidad, la identidad y la felicidad que pertenecen al nivel espiritual y ha asignado esas cualidades al nivel físico. Por eso está enfermo. Al verlo como espíritu, no como cuerpo, el obrador de milagros reorganiza cosas en la mente del receptor, colocando “los niveles en su debida perspectiva”. Y esta sanación de la perspectiva básica del receptor sobre la vida sana todas las formas de enfermedad en él.
32 (FIP 32/SCM 32). El receptor del milagro se ha separado de su propia santidad. Esa santidad quiere ser conocida por él, necesita ser conocida por él, pero, por sí misma, no puede hacer que eso suceda. Cristo, por lo tanto, debe interceder por ella. Él inspira al hacedor de milagros a dar a esta persona un milagro y esto pone al receptor de nuevo en contacto con su inherente santidad. De esta manera, “lo eleva a la esfera del orden celestial”, en la que ya es perfecto.
34 (FIP 34/SCM 34). El milagro perdona al receptor, restaurando su plenitud de espíritu y llenándolo de fortaleza. Ahora se siente perfectamente protegido, ya que no hay huecos o grietas en su totalidad donde la amenaza pueda entrar. Y habiendo sido liberado, ahora se une al plan para liberar a todos los demás.
43 (FIP 42/SCM 43). Los milagros afirman que la verdadera condición del receptor es un estado de Filiación, lo que implica que está completo y pleno, y que es un miembro indispensable de la familia de Dios. Esta afirmación conlleva tanto poder que lo libera “de su falso sentido de aislamiento, privación y carencia”.
Los milagros como un poder que no es de este mundo y que puede abolir las leyes de este mundo
Los milagros llevan el poder del amor y el amor no es de este mundo. Su poder es siempre máximo. Por lo tanto, pueden sanar, con la misma facilidad, cualquier problema, cualquier enfermedad, y cualquier percepción errónea. Pueden revertir las leyes limitadoras de este mundo y, por lo tanto, puede curar a los enfermos e incluso resucitar a los muertos. Pueden sanar estas cosas porque fueron hechas por nuestro pensamiento y, por lo tanto, nuestro pensamiento puede abolirlas.
1(FIP 1/SCM 1). “No hay grados de dificultad en los milagros”, lo que significa que pueden sanar todos los problemas con igual facilidad. ¿Por qué? Porque el amor es el poder que está dentro de los milagros y el amor siempre está a pleno rendimiento. Cada una de sus expresiones es máxima.
12 (FIP 12/SCM 12). Los milagros son la expresión del pensamiento (del pensamiento del amor) y el pensamiento es tan poderoso que hace el reino físico y crea el reino espiritual.
20 (No en FIP/SCM 19). Los milagros no descansan en las leyes del tiempo. Son un caso en el que las leyes de un orden diferente – la eternidad – vienen y anulan las leyes de escasez de este mundo.
23 (FIP 24/SCM 24). A veces parece que “el tiempo y la marea no esperan a ningún hombre” y que: “En este mundo no hay nada cierto, salvo la muerte y los impuestos” (Jesús señala que “impuesto” también significa “tensión”). Sin embargo, los milagros pueden anular incluso las condiciones aparentemente más inamovibles de este mundo, porque nosotros mismos hicimos esas condiciones y, por lo tanto, las podemos abolir.
49 (FIP 49/SCM 52). Como el milagro posee un poder que no es de este mundo, es capaz de sanar las percepciones erróneas en el receptor, sin importar de qué tipo sean o cuán extremas sean. Los milagros son selectivos en el sentido de que se te guía para darlos a aquellos que los van a aceptar y a utilizar. Pero en cuanto al tamaño de los problemas a los que se dirigen, son completamente indiscriminados.
El que los da también gana
No pienses que cuando das un milagro, has perdido o te has sacrificado. Un milagro desafía las leyes físicas en el sentido de que tú, el dador, también ganas. Tú y el receptor experimentan un reconocimiento compartido de igualdad y valor mutuo. Esto acorta tu viaje (junto con el del receptor). Te trae más amor. Aumenta tu reserva de fortaleza. Y te permite percibir claramente, viendo “la verdad tal como Dios la creó” (C&A T-1.36.2:2/FIP T-1.I.36:1/T-1.1.37:3).
8 (FIP 9/SCM 9). Los milagros son un intercambio, en el sentido de que el dador no sólo da algo, sino que recibe algo a cambio. Esto invierte las leyes físicas, ya que, según ellas, cuando das algo, lo has perdido.
9 (FIP 9/SCM 9). Un milagro invierte el orden físico porque no es sólo el receptor el que gana; el dador también gana. Después del milagro ambos tienen más amor.
16 (FIP 16/SCM 16). Los milagros suplen la falta de fortaleza en el receptor y, al mismo tiempo, aumentan la reserva de fortaleza en el que da. Así demuestran “que es tan bendito dar como recibir”. Son instrumentos poderosos para enseñar esta verdad clave.
36 (FIP 36/SCM 37). Dado que los milagros contienen el recto pensar, también promueven el recto pensar y la visión clara en el dador. La expresión del amor permite ver con precisión los límites que hay entre uno mismo y los demás, y los límites dentro de la propia mente. Y te permite ver más allá de estos límites, percibiendo “la verdad tal como Dios la creó” (C&A T-1.36.2:2/FIP T-1.I.36:1/SCM T-1.1.37:3). Pone todo en la debida perspectiva, mostrándote que los cuerpos son intrascendentes y que el espíritu es lo único que realmente importa.
47 (FIP 47/SCM 50). Un milagro “reduce la necesidad de tiempo”. Provoca un momento en el que el que da y el que recibe comparten el reconocimiento de su mutua igualdad, santidad y valor. Así, “introduce un intervalo del cual tanto el que da como el que recibe emergen mucho más adelantados en el tiempo de lo que habrían estado de otra manera” (C&A T-1.47.2:3/FIP T-1.II.6:4/SCM T-1.1.50:4).
Los efectos más grandes de los milagros
Los milagros tienen efectos que van mucho más allá de la interacción inmediata entre el dador y el receptor. Ellos hacen posible la cooperación y, con ella, la realización colectiva. Cada uno libera a múltiples personas, estableciendo “una cadena de eslabones de perdón” (C&A T-1.24.1:1/FIP T-1.I.25:1/SCM T-1.1.25:1). Sanan a las personas a distancia, tanto cuando el milagro parecía desperdiciado en el receptor, como cuando el milagro nunca se llegó a expresar. Colapsan el tiempo y así acercan el día en que todas las mentes se unirán en Cristo y el tiempo se acabará.
19 (FIP 19/SCM 19). Los milagros, expresiones de amor, son los que hacen posible la verdadera cooperación. Y la cooperación es lo que, a su vez, hace posible la realización colectiva. La colaboración basada en milagros culminará finalmente en la unión de todas las mentes en Cristo.
24 (FIP 25/SCM 25). Cada milagro libera a múltiples personas que, a su vez, liberarán a muchas más. Y esta liberación también se extiende hacia el pasado y el futuro. De esta manera, los milagros formarán finalmente “una cadena de eslabones de perdón” que cubrirá literalmente a todos. Esa cadena, una vez completada, es la Reconciliación.
44 (FIP 43/SCM 44). “Los milagros surgen de un estado mental milagroso”. Este estado es tan milagroso que puede hacer milagros por sí mismo, en ausencia de cualquier expresión de comportamiento. Puede llegar a cualquier persona, no importa cuán lejos, “incluso sin la conciencia del propio obrador de milagros” (C&A T-1.44.1:2/FIP T-1.III.7:2/SCM T-1.1.43:3).
46 (FIP 45/SCM 46). No pienses que un milagro que haces y que parece no tener efecto se ha perdido. Al contrario, “Impacta a mucha gente que ni siquiera conoces, y a veces produce cambios inimaginables en fuerzas de las que ni siquiera eres consciente”.
48 (FIP 48/SCM 51). “El milagro es el único recurso que tienes a tu inmediata disposición” para colapsar el tiempo. Por lo tanto, el obrador de milagros utiliza este recurso con gusto, sabiendo “que cada colapso del tiempo acerca a todos a la liberación final del tiempo, en la que el Hijo y el Padre son uno” (C&A T-1.48.4:3; FIP T-1.V.2:4/SCM T-1.1.51:14).
El hacedor de milagros como un eslabón en un plan más grande
Tu papel puede parecer ineficaz y tus expresiones de amor pueden parecer insignificantes. Pero al hacerlas, sirves al espíritu. Te conviertes en un eslabón esencial de una cadena cuyo propósito es la liberación de todas las creaciones de Dios.
27 (FIP 27/SCM 27). El milagro que das te vino, en última instancia, de Dios a través de Jesús, que, a su vez, pasa a través de ti. Tú, entonces, formas un eslabón esencial en una cadena cuyo propósito final es la liberación de todos. Actuar como este eslabón es un privilegio y también una necesidad, ya que tu alma “no puede descansar hasta que todos hayan encontrado la salvación” (C&A T-1.27.1:3/No en FIP/No en SCM).
35 (No en FIP/SCM 34). Simplemente dando expresiones de amor, sirves al espíritu y te unes a Cristo para la liberación de todas las creaciones de Dios.
Haciendo que tu día se consagre a los milagros
Deberías consagrar cada día a dar milagros. Así es como puedes aprender las lecciones para las que el tiempo fue creado como instrumento de aprendizaje. Para hacer esto, sin embargo, necesitas dejar que Jesús te guíe a través de las minucias de tu día a día, para que puedas estar ahí en el momento en que la gente te necesite.
15 (FIP 15/SCM 15). Cada día debería consagrarse a dar milagros. El propósito del tiempo es que aprendas a usarlo de una manera constructiva. Así es como recuerdas tu verdadera creatividad, que está en el Cielo. Por lo tanto, todo el tiempo es “tiempo de aprendizaje”–está ahí para que puedas aprender. El tiempo cesará cuando ya no lo necesites para aprender.
25 (No en FIP/No en SCM). Es esencial que no pierdas el tiempo en los detalles del día a día, que se encuentran en tu camino. Deja que la guía de Jesús acelere tu camino, para que estés disponible cuando él te llame. “Los milagros dependen del momento oportuno”, porque, como todos sabemos, la gente te necesita cuando te necesita.
Revelación y milagros
La revelación es la experiencia directa de Dios. Un milagro es un acto de amor interpersonal. En este momento, los impulsos para la revelación y para los milagros intentan entrar en tu mente, pero se bloquean o se distorsionan. Dar milagros sana este problema, permitiendo que tu mente se convierta, de nuevo, en un todo que funciona armoniosamente. Los milagros liberan tu mente del miedo y así te abren al estado que trasciende todo el miedo: la revelación.
28 (No en FIP/SCM 28). En este momento, tu mente está en conflicto. Los impulsos del superconsciente quieren entrar en la mente consciente y te llevan a la revelación (experiencias de unidad con Dios), mientras que los impulsos de la mente subconsciente más profunda quieren entrar en la conciencia y te inspiran a dar milagros a otros. Pero estos impulsos típicamente se bloquean y se distorsionan. La forma de restaurar la unidad psíquica es dar milagros. Son una forma de “organizar diferentes niveles de conciencia”, una forma de convertir los diferentes niveles en un todo orgánico que funciona armoniosamente.
29 (FIP 28/SCM 29). Al hacer milagros, se obtiene la liberación del miedo, y esto prepara tu mente para entrar en la revelación, un estado en el que el miedo ya ha sido abolido. “Los milagros son, por lo tanto, un medio, y la revelación, un fin” (C&A T-1.29.2:2/FIP T-1.I.28:3/SCM T-1.1.29:3).
El milagro interno
Los milagros no son sólo algo que se da a los demás. También son algo que Jesús le da a tu propia mente. Actúan como catalizadores que disuelven la percepción errónea y la sanan. Sanan tu confusión de niveles, colocando ante ti al cuerpo y al espíritu en su perspectiva correcta. Para aprovecharlos, debes estar dispuesto a comparar tus percepciones erróneas con la única realidad del amor perfecto.
37 (FIP 37/SCM 38). Un milagro es un catalizador que Jesús introduce en la mente para corregir la “percepción errónea”. Rompe esa percepción y luego la coloca correctamente en su lugar. Esto sana la percepción y te abre a la conciencia del orden divino.
50 (FIP 50/SCM 53). El milagro sana nuestras percepciones erróneas cuando estamos dispuestos a compararlas con “el nivel superior de la creación”. Por ejemplo, si comparamos nuestro miedo con el amor perfecto de la verdadera creación, llegaremos a dos conclusiones: primero, que nuestro miedo ha expulsado al amor perfecto de nuestras mentes; segundo, que nuestro miedo es irreal, ya que “Sólo el amor perfecto existe realmente” (C&A T-1.50.2:6/FIP T-1.VI.5:7/SCM T-1.1.53:7).
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[1] Nota del traductor: Esta es la extensión de los Principios en la versión de la Foundation for Inner Peace (FIP).
[2] Nota del traductor: La numeración de los principios de los milagros en el texto se refieren a la edición Completa y Anotada (C&A) publicada por el Circle of Atonement en 2017 en base a las notas manuscritas de Helen Schucman, la cual solo está disponible en inglés. Entre paréntesis se ofrecen también los números de los principios en las ediciones que están disponibles en español: la de la Fundación para la Paz Interior (FIP) de 1993 y la de la Sociedad Un Curso sobre Milagros (SCM) de 2015. Además de la numeración, hay cambios en el texto en inglés en las distintas ediciones. La traducción de las citas textuales no se corresponde palabra por palabra con las traducciones de la FIP o de la SCM sino que resulta de nuestra traducción del texto de la edición C&A.
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Traducción del artículo de Perry, R. (2020) “The Fifty Miracle Principles: The Foundation that Jesus Laid for His Course”, en A Better Way, 141, pp. 5-14. Traducción al español por Miguel Carrera Troyano, revisada por Sandra Rocafort, agosto 2020