Enamorándonos de Todos

by Allen Watson

Cualquiera que haya tenido el placer de enamorarse coincide en que la experiencia es muy placentera. Sin embargo, desde que soy un estudiante de Un Curso de Milagros, que insiste en que la relación de amor especial es una de las armas más importantes del ego para excluirnos del Cielo; me he tornado cauteloso de cualquier cosa que pareciera a enamorarse.
Me quedaba claro que enamorarse no era garantía de una relación exitosa; mi propia experiencia y la de tantos otros ciertamente dan testimonio de este hecho.

Llegué a ver que enamorarse puede ser una clase de negación. El viejo adagio "el amor es ciego", explica la habilidad de la persona enamorada para pasar totalmente por alto los defectos de su amado, en general encegueciéndose tontamente ante defectos obvios en la otra persona que con el tiempo saldrán a la superficie y contribuirán a la destrucción de la relación.

Cuando estoy enamorado, suelo no estar enamorado de la otra persona tal cual es, sino de la persona que yo quiero que sea.

Por lo tanto, empecé a sospechar de "ese amoroso sentimiento" en mí mismo y en otros. Era demasiado propenso a la auto-decepción.

Últimamente, sin embargo, he estado reconsiderando mis opiniones. Al estar trabajando con el Curso, me encontré experimentado algo muy parecido al enamoramiento que brinda exactamente la misma experiencia de claridad, apertura de corazón y perfecta confianza en la otra persona, pero sin la ceguera. Podía ver sus defectos obvios, pero los amaba de todas formas. Los defectos simplemente no importaban. Lo que es más, estaba experimentando este extraño sentimiento con más de una persona, de hecho; con muchas personas de ambos sexos. Encontré que estaba contemplando a alguien y deleitándome nomás en ellos al pensar "Ella es realmente bonita" o "Él es muy atractivo".

Al experimentar esto con una mujer, mis viejos hábitos mentales me golpeaban diciéndome "Aja, quizás ella sea la elegida". Luego alguna otra parte racional de mi mente me recordaría "Allen, es casada", o quizás me diría "Tiene la mitad de tu edad". Luego me encontraba reflexionando que los sentimientos hacia esta mujer no estaban bien. Y si de un hombre se trataba tener esos sentimientos, la señal de que "no estaba bien" llegaba mucho más rápido.

Luego, y de algún modo, comencé a darme cuenta de que si lo que yo sentía era amor genuino, nunca podía ser malo. Empecé a permitir sólo que me sintiera así hacia esa persona sin agregarle ningún significado particular, como ser "Esto significa que debo convivir con esta persona" o "Debo pasar más tiempo con esta persona" Daba miedo permanecer en ese estado, y no "haciendo algo al respecto". ¡Esto era soberanamente extraño!. ¡Y también era maravilloso!.
Al continuar estudiando el Curso, llegué a comprender que no hay otro amor excepto el de Dios. Pude entender cuando nos dice que el Amor de Dios se da a todos por igual. Y comencé a entender esto, en mis propios términos, de esta manera: se supone que debemos estar enamorados de todos.

Un día me encontré pensando, "¿Cómo se sentirá ser como Jesús?" Lo más cerca que estuve de describir esto para mí mismo fue "Si yo fuera Jesús, estaría enamorado de todos todo el tiempo".

¡Sólo piénsalo! Si alguna vez experimentaste lo que es estar enamorado, imagínate como sería sentirlo con cada persona que conoces, todos los días.

Ese sentimiento de falta de barreras, de apertura, de ver solamente lo bueno en cada uno, de tener la sensación de total igualdad, sabiendo que el otro es tan igual a mí, como yo – ese sentimiento, el cual tratamos tan insanamente de restringir a una sola persona, es el sentimiento que se supone que debemos tener para cada una de las personas sobre la tierra, cualquiera sea el grado de relación que tengamos con ellos. No tiene nada que ver con ningún tipo de forma, es una actitud del corazón. Y esa actitud no puede restringirse a una sola persona; matamos ese sentimiento al tratar de hacerlo, al tratar de hacerlo especial. Su naturaleza es universal, no especial, y el especialismo lo mata. Fuimos hemos para relacionarnos con cada persona sobre la tierra como parte de nosotros mismos, como parte de un Ser muy grande que incluye a todos los miles de millones que ahora están sobre la tierra, aquellos que ya han venido y aquellos que aun han de venir.

Imagínate estar enamorado de todos por igual. ¡Wow! Esto sería parecido a vivir en el mundo real. No se ve nada literalmente nada excepto amor real en todos, ni experimentas ninguna reacción excepto amor dentro de ti mismo. De esto se trata ser un Maestro de Dios. De esto se trata saber que tu función es darte a ti mismo, y que todo lo que das lo estás recibiendo.

Piensa cuánto placer te ha dado estar con "esa persona especial" de la que te enamoraste, e imagínate disfrutando con todos de la misma manera. Estarías constantemente rodeado de amor, consciente de la belleza interior de la gente todo el tiempo, sintiéndote seguro y totalmente en paz ante su presencia, sabiendo que no tienes nada que temer de ellos porque son amor al igual que tú.

Como estudiante de Un Curso de Milagros, ¿no te suena familiar todo esto? ¿No suena parecido a lo que el Curso llama "viviendo en el mundo real"

He comenzado a percatarme de que el mayor problema que experimentamos con enamorarnos, es que pensamos inmediatamente que es algo especial. Sólo sucede con esta única persona, y nos hace singulares; tengo que alejar a esta persona inmediatamente de todos los demás, vulgarmente copar la parada, para asegurarme que no le da a nadie más su amor, sólo a mí. Hacerlo especial es lo que causa todos los problemas. El punto central del Curso no es que "enamorarse" sea malo, sino que no es especial. Así debería ser con todos, todo el tiempo.

A medida que comencé a permitirme enamorarme con más y más gente, mi vida ha comenzado a sentirse muy rica y plena. En vez de sentirme insatisfecho porque la persona de la que me he enamorado no está disponible para una relación especial conmigo, sólo estoy disfrutando de mi relación de amor con esa persona cualquiera sea la forma que tome. Y tengo más de una relación de amor, sin ningún sentimiento de culpa agregado al hecho de que estoy compartiendo mi amor con muchas personas.

A veces, es todavía un poco alarmante, debo admitir. Siento que si no voy por ahí buscando esa persona especial, sino que acepto las relaciones en cualquier nivel que estén sucediendo, con cualquier grado de compromiso que sea apropiado, que quizás no vaya a encontrar a esa persona especial. Por otro lado, hay una parte de mí que ya no le importa mucho si encuentro o no a "la elegida", porque siempre puedo tener a "los elegidos". El Curso sirve como un recordatorio constante de que mi salvación ya no depende de encontrar al elegido y que en realidad nunca dependió de ello.

Existe tal libertad en permitirme a mí mismo estar enamorado de cualquiera que yo quiera, sin ninguna restricción artificial – en realidad, sin ninguna restricción – que yo me pregunto por qué alguna vez pensé que tenía que
controlar mi amor. Estoy descubriendo estas cosas acerca de mi Ser. Estoy descubriendo que tengo una ilimitada capacidad de amar. Estoy descubriendo que me siento mucho más íntegro, mucho más parecido a mí mismo, y de alguna manera eso convalida lo que el Curso enseña cuando dice "Enseña sólo amor, pues eso es lo que eres". Estoy descubriendo que amar es lo mismo que ser feliz. (El amor no me hace feliz, el amor es la elección de ser feliz con alguien).

Para mí, el camino espiritual se está convirtiendo en la forma en la que aprendo a enamorarme de todos, de enamorarme de todo el mundo.